El pasado 23 de enero, Dios, en su omnipotencia estaba fastidiado; cansado de lidiar con los problemas, conflictos, discusiones y pendejadas de los 7.000 millones de seres humanos (solo 7 millones en Bs.F) que habitamos La Tierra; sin contar además, los asuntos de resto del sistema solar y los millones de galaxias; porque, después de todo, él creó al universo entero.
Fue entonces cuando echó una mirada a Venezuela y -para desgracia nuestra- encontró en “Punta Cactus” al personaje que lo haría reír sin inhibiciones y lo libraría de ese stress de milenios… a las 4:30 de la tarde, decidió llevarse a los parajes celestiales a Juan Felino, Juvenal Graterol… creo sinceramente que Papá Dios fue algo egoísta, pues nosotros lo tuvimos solo 70 años y él lo tendrá por toda la eternidad; sin embargo, como él lo creó -al igual que a todos nosotros- debemos aceptar su voluntad.
…Quienes tuvimos la dicha y fortuna de conocer a Juvenal, tuvimos en él al amigo; un ser querido alegre y humilde, que con la irreverencia única de su escritura, supo darle un buen uso a las malas palabras. Juan Felino, poseedor de una capacidad extraordinaria para mezclar la seriedad con el humor, nos hizo caer por inocentes hasta el último suspiro; nadie creyó la noticia… …se fue cuando organizaba una fiesta, y el mismo día que tumbaron a su “Padrino Tapón”, como jocosamente acostumbraba a llamar a Pérez Jiménez.
Afortunadamente, toda la consideración, homenaje y respeto que se mereció, tengo la satisfacción de habérselo profesado en vida… es por eso, que he optado por despedirme de Mi Amigo Juan, de una manera creativa y alegre, porque él así lo dispuso; muchas veces manifestó que lo despidieran con alegría, con chistes y sin llorar; lamentablemente, ésta última parte del trato, nos fue imposible de cumplir a todos…
…Prefiero mas bien imaginar qué le habrá dicho a San Pedro cuando lo recibió… algo así como: “¡ajá!, ¿Tu fuiste el que te cagaste a la hora de la chiquita y negaste al maestro, verdad?; ¡Con razón te pusieron de portero!”... Supongo también, que San Lucas (a quien tanta devoción le tuvo) lo habrá recibido con media docena de “paledonias” de Moruy -¡Que las disfrutes Juan!- y que un rato más tarde a la Virgen María se le va a poner la cara roja, cuando al Felino -en compañía de Pedro Infante y Aquiles Nazoa- se le ocurra cantar, y dedicarle “Entre Papo y Papo” a María Magdalena. Por eso, recordémoslo con la alegría que tantas veces nos brindó; con el entusiasmo característico que lo distinguía y que siempre nos contagió a todos.
Luis Aular Leal.
Fue entonces cuando echó una mirada a Venezuela y -para desgracia nuestra- encontró en “Punta Cactus” al personaje que lo haría reír sin inhibiciones y lo libraría de ese stress de milenios… a las 4:30 de la tarde, decidió llevarse a los parajes celestiales a Juan Felino, Juvenal Graterol… creo sinceramente que Papá Dios fue algo egoísta, pues nosotros lo tuvimos solo 70 años y él lo tendrá por toda la eternidad; sin embargo, como él lo creó -al igual que a todos nosotros- debemos aceptar su voluntad.
…Quienes tuvimos la dicha y fortuna de conocer a Juvenal, tuvimos en él al amigo; un ser querido alegre y humilde, que con la irreverencia única de su escritura, supo darle un buen uso a las malas palabras. Juan Felino, poseedor de una capacidad extraordinaria para mezclar la seriedad con el humor, nos hizo caer por inocentes hasta el último suspiro; nadie creyó la noticia… …se fue cuando organizaba una fiesta, y el mismo día que tumbaron a su “Padrino Tapón”, como jocosamente acostumbraba a llamar a Pérez Jiménez.
Afortunadamente, toda la consideración, homenaje y respeto que se mereció, tengo la satisfacción de habérselo profesado en vida… es por eso, que he optado por despedirme de Mi Amigo Juan, de una manera creativa y alegre, porque él así lo dispuso; muchas veces manifestó que lo despidieran con alegría, con chistes y sin llorar; lamentablemente, ésta última parte del trato, nos fue imposible de cumplir a todos…
…Prefiero mas bien imaginar qué le habrá dicho a San Pedro cuando lo recibió… algo así como: “¡ajá!, ¿Tu fuiste el que te cagaste a la hora de la chiquita y negaste al maestro, verdad?; ¡Con razón te pusieron de portero!”... Supongo también, que San Lucas (a quien tanta devoción le tuvo) lo habrá recibido con media docena de “paledonias” de Moruy -¡Que las disfrutes Juan!- y que un rato más tarde a la Virgen María se le va a poner la cara roja, cuando al Felino -en compañía de Pedro Infante y Aquiles Nazoa- se le ocurra cantar, y dedicarle “Entre Papo y Papo” a María Magdalena. Por eso, recordémoslo con la alegría que tantas veces nos brindó; con el entusiasmo característico que lo distinguía y que siempre nos contagió a todos.
Luis Aular Leal.