Thursday, January 27, 2011

“Se siente la llamarada…”


Realmente no sé cómo ni por dónde, habrá sentido la llamarada el Presidente de la República, cuando exhumaron los restos de El Libertador. Probablemente fue una gran impresión; de eso no hay duda pues dijo: “…ese esqueleto tiene que ser el de Bolívar, ¡Se siente la llamarada!”, y no es para menos; pues se trata de la tumba más importante de Venezuela y gran parte de Suramérica. Muchas conjeturas se han planteado a raíz de esa exhumación; por lo que es conveniente comentar varios detalles aquí.



Cuando fallece El Libertador en diciembre de 1830, sus restos son velados en capilla ardiente y posteriormente sepultados en la Catedral de Santa Marta. En mayo de 1834 un terremoto afecta la estructura de esa Catedral y queda abierta la bóveda que contenía los restos de Bolívar; Don Manuel Ujeda, Juez y eminente ciudadano de Santa Marta, guarda y custodia los restos por cinco días, mientras hacían las reparaciones y vuelven a sepultarlos en el templo.

General José Antonio Páez

En 1842, previas gestiones del General Páez (acusado hoy de traidor, corrupto y ladrón), son repatriados a Venezuela, los restos de El Libertador Simón Bolívar; quien en su testamento escribiera: “Es mi voluntad, que después de mi fallecimiento: mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, en mi país natal”. Cuando se hace la exhumación en Santa Marta y durante el traslado de los restos; estuvo presente una comisión binacional colombo-venezolana, que veló por el respeto e impecabilidad del procedimiento.


Pintor y Retratista Carmelo Fernández

Como entonces no existía la fotografía, todo ello fue plasmado en decenas de dibujos al carboncillo, obra del ilustre Carmelo Fernández; periodista y pintor venezolano (sobrino de Páez) quien además, en un futuro, sería el autor del perfil de El Libertador, que aún hoy lucen nuestras monedas. El Cortejo fúnebre sale en barco de Santa Marta y llega a La Guaira; baja por el camino de los españoles y los restos de El Libertador, reciben los más altos honores en Caracas.


Uno de los carboncillos realizados por Carmelo Fernández


Luego, durante varias semanas, el Dr. José María Vargas, realiza trabajos de conservación al cadáver; después lo envuelve en un manto negro de Damasco, lo deposita en un cofre de plomo que es sellado; para finalmente sepultarlo, en la Catedral de Caracas.

Catedral de Caracas

Años más tarde en 1876, una vez construido Panteón Nacional, Guzmán Blanco ordena trasladar a éste los restos de El Libertador… el cofre de plomo sellado en el que estaban depositados, es extraído de la Catedral y colocado asimismo dentro del sarcófago, ubicado en el altar mayor del Panteón Nacional.

Desde entonces y hasta hoy, los restos de Bolívar se encuentran allí… sujetos a todas las especulaciones imaginables: que si los huesos no son los de Bolívar; que eran los de un perro u otro animal; que si el cuerpo estaba momificado; si los presidentes podían abrirlo y ver la momia; que si el cuerpo estaba pero no tenía cabeza; y últimamente surge la intención de hacerle un estudio al cadáver, para ver si el Padre de la Patria fue envenenado, fusilado o asesinado de algún otro modo; como temerariamente, aseguraron ciertas personas.

Pues bien, el pasado mes de julio un grupo de científicos y la plana mayor del gobierno nacional, exhumó los restos del Padre de la Patria de una manera espectacular; ¡espectacular porque ciertamente fue un espectáculo!; transmitido por televisión, a las dos de la mañana, con el Himno Nacional como banda sonora y habiendo transformado al Panteón Nacional, en un moderno laboratorio de antropología a lo “Discovery Channel”, al menos por 24 horas. Finalmente, después de tantos años de especulación, se abrió el sarcófago y el país se encontró ante una sorpresa...



La sorpresa, es que no hubo sorpresa; el misterio, es que no hubo misterio con la exhumación de los restos de El Libertador… cuando abrieron el sarcófago; allí estaba el esqueleto completo, la osamenta armada con un alambre de plomo y plata; cubierta con un barniz protector. Todo esto, obra del sabio José María Vargas y que según los expertos, hizo un trabajo extraordinario, para los precarios recursos que en la época (1842), existían para una labor semejante.


La minuciosidad del Dr. Vargas fue tal, que los restos blandos (de músculos, órganos, piel) así como los andrajos de ropa adheridos al cuerpo; los guardó en dos cajitas y las clasificó; dejando junto a ellas un informe, escrito de su puño y letra, en el que explicaba todo el procedimiento realizado paso por paso, detalle a detalle.




Se tomó fotografías de los hallazgos y muestras para exámenes especializados


Dentro del Sarcófago bañado en bronce, se encontraba ésta Urna de plomo moldeable que a su vez contenía el manto negro de Damasco que a su vez envolvía los restos de El Libertador Simón Bolívar. Posteriormente fueron expuestos en la Casa Natal de El Libertador, donde se tomaron éstas fotografías.

Restos de la vestimenta del ilustre finado.




Urna funeraria en la que se depositaron los restos de El Libertador cuando se le rindieron honores, en su regreso a Venezuela en 1842.

Investigadores del CICPC, el IVIC, la UCV y otras importantes instituciones que también tienen siglas, realizaron las experticias; reporte de los hallazgos, fotografías, tomografías al cadáver, grabación en video de los procedimientos e incluso medidas antropométricas de la osamenta, para obtener a través de programas computarizados, la imagen más exacta del más insigne finado de Venezuela. Se realizó también, una toma de muestra de una muela y partes óseas, para compaginar el ADN de Bolívar, con el de sus hermanas, enterradas en la Catedral de Caracas.

En una rueda de prensa que el Vicepresidente de la República, ofreciera junto a los científicos encargados del estudio; una profesora de la UCV y forense del CICPC, pidió respeto para ella y el equipo de trabajo, pues los habían calificado de “babalaos” y santeros, que estaban haciendo brujerías a las dos de la madrugada con los huesos de Bolívar, por orden de Chávez.

Lo cierto es que las circunstancias, son las que crean o no, suspicacias y protestas… por ejemplo, hace poco en Francia; permitieron la exhumación de los restos de Napoleón Bonaparte, para estudiarlos e investigar si había sido envenenado y de hecho, se demostró que así fue… solo que en Francia, no lo presentaron como un espectáculo a lo “Joaquín Riviera” en televisión nacional, ni con la “Marsellesa” como banda sonora. En el caso de Napoleón, fue una investigación a puerta cerrada, sin alharaca, ni show televisivo.

Napoleón Bonaparte fue exhumado con la más absoluta discresión y se demostró que había sido envenenado con pequeñas dosis de arsénico.

El segundo factor es que en Francia, el presidente ni creía en babalaos, ni tenía altares en el Palacio Presidencial, ni vivía haciendo payasadas; es decir, que la exhumación de Napoleón fue vista como algo serio y no como un vulgar capricho del Presidente, como ocurrió en Venezuela con el caso de Bolívar.

Además, tengamos en cuenta lo extremadamente respetuoso que es el venezolano con los muertos; y siendo Bolívar el difunto más importante de nuestra historia; gran parte del país, calificó la exhumación como una profanación, acto indigno y una total falta de respeto hacia la memoria de El Libertador.

Finalmente, analicemos la situación desde tres visiones. La visión periodística: Al fin se supo qué había y qué no había en el sarcófago; los primeros resultados de la investigación, arrojan que el cuerpo corresponde al de un hombre de baja estatura, contextura de jinete de entre 45 y 50 años; fallecido hace 180 años y con hallazgos microscópicos en la osamenta, correspondientes a la pasada existencia de la bacteria causante de tuberculosis. Solo resta, cotejar el ADN con el de las hermanas.

María Antonia Bolívar, Hermana mayor de El Libertador


Es decir, que en este instante hay más de 95% de certeza de que esos son los restos de Bolívar. Y para quienes cuestionan el haber televisado la exhumación, es conveniente pensar que habría muchas más dudas y especulaciones, si el gobierno hubiera hecho todo a puerta cerrada. Eso sí, si también se hubiese permitido prensa independiente en el lugar de los hechos (y no solo medios oficiales), el acto estaría totalmente libre de suspicacias.

La Visión Sociológica: El venezolano respeta y venera a sus muertos; más aún a El Libertador. Se ha tocado un símbolo nacional, hasta ahora intocable; esto se interpreta como que quien lo hizo, puede hacer y hace, lo que le da la gana. Lo sagrado, parece tomarse a juego; se desmitifica en cierto grado el símbolo (a Bolívar). Ya no hay misterio e inconscientemente, se le pierde respeto al mismo.

La Visión Esotérica; Meterse con un muerto y profanar una tumba, empava. El muerto cobra venganza, llevándose a unos cuantos… y lo ha hecho, pues a un ánima como la de Bolívar, ni se le doblega, ni se pone al servicio de nadie, aunque le “jurunguen” los huesos.

No sé cuál punto de vista sea el de usted, que lee ahora, pero particularmente; si exhumaron a Bolívar para preservar sus restos y hacerle estudios; o si solo fue para hacer un “ritual babalao”, eso no es lo primordial; lo más importante, es estudiar su pensamiento, hacer valer sus ideas y enaltecer la memoria del Venezolano que llevó la libertad a medio continente, por encima de todas las dificultades.

Luis Aular Leal.

Si desea ver los videos oficiales de la exhumación de los restos de El libertador, transmitidos por el canal del estado, haga click en los siguientes enlaces:

Video Exhumación 1

Video Exhumación 2